Redacción y sabiduría: Antonio
Anotaciones y edición: Alice
Marruecos es un lugar mágico donde tus sentidos no podrán dejar de asombrarse. Desde el primer instante, te envolverán los vivos colores de sus telas y los aromas embriagadores de sus especias, el eco de la llamada a la oración al mediodía y el silencio profundo del desierto en la noche.
Es un país donde disfrutar de perderse en sus zocos llenos de condimentos, cuero, telas y alfombras. Una postal en la que perderse admirando el atardecer sobre las dunas del Sáhara.
Marruecos es un lugar extraordinario donde vendrás por unos días pero que se quedará en ti para siempre.
Conoce el país
Información Básica
Capital
Rabat
Población
37 millones
Moneda
Dirham marroquí (MAD)
Idioma
Árabe y bereber
Religión
Islam
Hora
GMT+1
Historia de Marruecos
Tierra de leyendas
Marruecos tiene una historia tan antigua y mágica como las leyendas que circulan por sus zocos. Desde los primeros pueblos bereberes, pasando por fenicios, romanos y árabes, hasta convertirse en un reino independiente en 1956, este país ha sido siempre un punto de encuentro (y de disputa) entre África, Europa y Oriente. Aquí, cada ciudad cuenta un capítulo: Fez con sus madrasas medievales, Marrakech con sus palacios y mercados, y Essaouira con sus murallas frente al Atlántico.
Para entender Marruecos hay que retroceder miles de años y armarse de valor ya que su historia es muy rica e interesante. Aquí, tras un arduo trabajo hemos sintetizado (o al menos intentado) parte de su recorrido aunque si os interesa os recomendamos ahondar más en ella antes de ir.
Bereberes
Comenzaremos con sus habitantes originales, los bereberes que desarrollaron culturas nómadas y agrícolas que resistieron a la llegada de imperios como el fenicio y el romano.
Antes de la llegada de los imperios estas comunidades ya poblaban montañas, llanuras y desiertos con formas de vida muy adaptadas: pastoreo nómada, agricultura en terrazas y redes de intercambio regional.
Se organizaban principalmente en tribus y clanes con costumbres, dialectos y sistemas legales propios. Esa diversidad aún hoy se nota en la música tradicional, la gran variedad de artesanía y los diferentes idiomas de algunas zonas del país.
No penseis en los bereberes como un pueblo estático que vivió y desapareció, nada más lejos de la realidad. Aún podemos encontrar habitantes bereberes originales en pueblos del Atlas o el Rif, y en el resto del país siempre perdurará su legado como las kasbahs de barro, las técnicas tradicionales de artesanía y gran parte de su cultura.
Expansión islámica
A partir del siglo VII la expansión islámica introdujo el Islam en el Magreb. Esta expansión no fue una eliminación de lo anterior, sino una combinación cultural entre lo ya existente en el mundo bereber con las novedades de los nuevos pobladores: nuevas religiones, estructuras de poder y formas artísticas que se fusionaron con lo ya existente.
Esta expansión se dio en Marruecos principalmente por dos vías: mediante la formación de pequeños reinos islámicos que dieron lugar a entidades políticas propias (los Idrísidas de finales del siglo VIII) en centros como Fez y con la llegada de poblaciones andalusíes tras la reconquista en España que trajeron con ellos saberes, artes y tecnologías que fertilizaron las ciudades marroquíes.
Todo esto podréis apreciarlo tanto en las nuevas arquitecturas religiosas (mezquitas, madrasas) como en la vida cultural eminentemente urbana, en contraposición a las diseminadas poblaciones bereberes.
Edad Media: imperios almorávide y almohade
Entre los siglos XI y XIV los reinos como el almorávide y el almohade convirtieron ciudades como Marrakech y Fez en centros de arte, comercio y conocimiento que influyeron en toda la región mediterránea.
- Almorávides (siglo XI): generaron un movimiento reformista religioso y militar de origen bereber que unificó grandes territorios del Magreb y al-Ándalus. Fundaron Marrakech y la convirtieron en capital política y militar.
- Almohades (siglo XII): dieron lugar a una nueva reforma religiosa y bajo su gobierno se levantaron obras arquitectónicas monumentales (como Koutoubia en Marrakech o la Giralda en Sevilla con unas similitudes innegables).
- Mariníes y demás dinastías (siglos XIII–XV): contribuyeron a la urbanización y al florecimiento de centros de saber, especialmente en Fez convirtiéndola en capital cultural, donde se construyeron madrasas y se fundaron instituciones educativas de gran prestigio.
De esta época podréis apreciar las Medinas laberínticas llenas de riads con puertas monumentales, patios azulejados y madrasas que son auténticas lecciones de historia y estética.
Siglos XIX y XX: presión europea y el camino hacia la independencia
A partir del siglo XIX la presión de las potencias europeas sobre Marruecos fue creciendo debido a los intereses comerciales, rivalidades coloniales y el avance del imperialismo que modificaron la política y la economía del país.
A comienzos del siglo XX la situación se hizo insostenible para la monarquía tradicional ante la agresiva presencia francesa y española. El resultado oficial llegó con el Tratado de Fez (1912), que estableció el protectorado francés sobre gran parte del país. Además España mantuvo zonas bajo su influencia en el Rif y el norte, y Tanger que quedó en un régimen internacional especial.
Tras la Segunda Guerra Mundial se intensificó el movimiento independentista y surgieron figuras nacionales que reclamaron soberanía. Finalmente Marruecos recuperó su independencia en 1956 y a partir de entonces se inauguró una nueva etapa de construcción estatal y diplomática, con retos políticos y sociales propios del periodo postcolonial.
De esta época convulsa podréis observar estructuras con sello colonial como villas europeas y grandes avenidas junto a estrechas Medinas centenarias.
Marruecos hoy: convivencia entre tradición y modernidad
Hoy Marruecos combina tradición y modernidad con mezquitas y Medinas medievales que conviven con avenidas modernas y cafés cosmopolitas. Esto nos recuerda que aquí la historia no está en los libros, sino viva en sus calles donde las inversiones y la apertura económica conviven con la preservación de tradiciones.
De esta mezcla seréis testigos al ver como el árabe y el bereber conviven con el francés (o el idioma que hable el visitante con tal de vender) o paseando por las Medinas restauradas, llenas de su más pura artesanía, pero sin perder las comodidades del sistema turístico moderno.